Cuando regresaste a Itaca te hubiera gustado seguir escuchando el griterío de las sirenas. Te ensimismaste en tu viaje y trazaste una línea recta, no quisiste ver los obstáculos y preferiste no atracar en cada puerto; no hay secretos más allá de Itaca; allí es donde la sabiduría y la felicidad residen, es allí donde tienen su razón de ser. Tu única obsesión, aquella isla en la que reencontrarte contigo mismo. Itaca. Y ya no te sirve el arrepentimiento; dibujaste un mar en calma, hubieras corrido hasta Itaca, y ahora no te importaría lo más mínimo ser devorado por las fauces de Poseidón. Cuando regresaste a Itaca te asomaste al abismo de todo lo real, un espejismo más en el camino.
Creo que no me gustaría pasar un día por Itaca.
Un beso.
para mi ítaca existe
pero es todo ese camino lleno de dificultades y satisfacciones
porque vivir es el mejor destino